Hongos en la piel


El pie de atleta es una infección causada por hongos que normalmente se inicia entre los dedos de los pies, pudiendo extenderse a la planta del pie, el talón y el dorso. A menudo la zona afectada por este hongo puede confundirse con eccema o sequedad, ya que se produce descamación en la piel y enrojecimiento, causando picor entre los dedos de los pies, escozor y ardor. En algunos casos a estos síntomas del pie de atleta se le añade la aparición de ampollas que supuran o forman costras.

Las personas más propensas a padecer hongos en los pies son las que utilizan la mayor parte del tiempo zapatos muy ajustados y con poca transpiración o bien padecen una sudoración excesiva, lo que se conoce como hiperhidrosis. En estos casos se crea un ambiente húmedo y muy favorable para que el hongo crezca fácilmente y cause la infección con los síntomas de descamación de la piel, picor entre los dedos de los pies, escozor, etc.

El pie de atleta no necesariamente afecta a ambos pies a la vez, pero al ser muy contagiosa puede propagarse también a las manos, especialmente si hay rascado de las zonas afectadas. El microorganismo que la causa se transmite por el contacto directo, de manera que el contagio se puede producir andando descalzo por una superficie contaminada o bien compartiendo toallas o ropa.

Como ya se ha comentado anteriormente, los calcetines y calzados oclusivos y los ambientes húmedos con temperaturas cálidas favorecen el crecimiento del hongo que causa el pie de atleta. Además, existen varios factores de riesgo que hacen que determinadas personas sean más propensas a sufrir hongos en los pies, como el sexo masculino, la predisposición familiar, la presencia de heridas en la piel, el uso compartido de alfombras, ropa de cama, ropa o zapatos con una persona infectada y el hecho de caminar descalzo en lugares públicos húmedos como vestuarios, saunas, piscinas o baños. Asimismo, la presencia de determinadas enfermedades de base (diabetes, trastornos de la circulación, deformidades de los pies, inmunodepresión, etc.) también puede favorecer la propagación de microorganismos nocivos como es el hongo causante de esta infección.

La infección por pie de atleta no suele ser complicada, pero en determinados casos puede extenderse y causar descamación de la piel a otras partes del cuerpo como son las manos, en caso de rascarse las zonas infectadas, las uñas, donde será necesario un tratamiento para los hongos en las uñas de los pies, o las ingles. Además, si no se trata adecuadamente, podría aparecer una sobre infección bacteriana que desprende un olor característico y es bastante más dolorosa que el pie de atleta.

Des de la farmacia recomendamos que los pacientes acudan directamente al médico en caso de que cumplan uno de los siguientes criterios:

Edad

  • Menores de 12 años

Síntomas

  • Pie caliente y con edema (posible sobreinfección)
  • Afectación de la uña (hongos)
  • Presencia de pus, secreción o fiebre
  • Diseminación de las lesiones hacia la pierna

Duración de los síntomas

  • 3-4 semanas tras el inicio del tratamiento sin resultados

Enfermedad subyacente y/o consumo de medicamentos

  • Diabetes en paciente no controlado o con enfermedades asociadas importantes

Situaciones especiales

  • Embarazo y/o lactancia
  • Inmunodepresión

Puesto que el crecimiento de este hongo en los pies se produce en presencia de varios factores predisponentes, será importante evitar en la medida de lo posible las situaciones que favorezcan la aparición de estos factores. Las siguientes recomendaciones son útiles tanto para prevenir la infección como para aliviar los síntomas del pie de atleta como la descamación de la piel y el picor entre los dedos de los pies, así como para facilitar la eliminación del microorganismo en caso de que ya se haya instaurado y se esté siguiendo un tratamiento específico:

  • Mantener los pies lo más secos posibles, especialmente entre los dedos. Secar bien los pies después de un baño o una ducha con una toalla diferente a la que se utiliza para el resto del cuerpo. Aprovechar el tiempo que se está en casa para estar descalzo.
  • Cambiar los calcetines o las medias regularmente.
  • Utilizar zapatos ligeros y con buena transpiración, evitar aquellos hechos de materiales sintéticos.
  • Alternar los zapatos para no repetir su uso durante muchos días seguidos, dejando que se ventilen correctamente antes de volverlos a utilizar.
  • Utilizar calzado adecuado en lugares públicos como saunas o piscinas para no estar en contacto con las superficies que pueden estar fácilmente contaminadas.
  • No compartir zapatos ni ropa interior para evitar la propagación de la infección.
  • Utilizar productos específicos para ayudar a mantener el pie lo más seco posible y libre de humedades, como los polvos de talco.
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