Estreñimiento


El estreñimiento es una alteración del hábito intestinal que normalmente supone una evacuación difícil o infrecuente, dureza en las heces y/o sensación de evacuación incompleta. El hábito intestinal se considera una función corporal que incluye la frecuencia de defecación, la consistencia de las deposiciones, el esfuerzo al evacuar, la satisfacción con la evacuación y el tamaño de las heces. Este hábito depende de varios factores culturales, psicológicos e higiénico-dietéticos y se puede ver modificado en muchas ocasiones, ocasionando una disbiosis intestinal que puede derivar en alteraciones digestivas como es el estreñimiento.

La incidencia de esta alteración aumenta con la edad, aunque es variable en función de los criterios que se utilicen para definirla. Es de las patologías más frecuentes del sistema digestivo, puesto que la mayoría de las personas han sufrido uno o más episodios de estreñimiento agudo alguna vez en su vida. Es muy habitual padecer estreñimiento de forma aislada o durante un periodo de tiempo limitado, pero esta patología puede llegar a hacerse crónica y dificultar la vida diaria de la persona que la padece. Además, a corto plazo el estreñimiento puede provocar una obstrucción intestinal debido a que se produce retención fecal, endurecimiento de las heces en el recto y en la parte final del intestino grueso, lo que bloquea por completo el paso de otras heces. A largo plazo puede complicarse y favorecer la formación de hemorroides, hernia de hiato y fisuras anales.

Para saber diferenciar si estamos ante un estreñimiento crónico se deberán presentar, al menos, dos de los siguientes síntomas en los últimos tres meses:

  • Menos de 3 evacuaciones por semana.
  • Heces de consistencia dura o grumosa.
  • Gran esfuerzo para evacuar.
  • Sensación de obstrucción rectal que impide la evacuación.
  • Sensación de evacuación incompleta.
  • Uso de técnicas manuales para facilitar la evacuación.

Las causas del estreñimiento, ya sea agudo o crónico, son muy variadas:

  • Inactividad física o sedentarismo.
  • El ejercicio físico estimula el tránsito intestinal.
  • Dieta pobre en fibra.
  • La ingesta de una cantidad adecuada de fibra disminuye el tiempo de tránsito intestinal y aumenta el volumen de las heces, facilitando de esta manera su eliminación.
  • Hidratación insuficiente. Las heces que se forman son más duras y difíciles de eliminar.
  • Uso de medicamentos que producen estreñimiento de manera secundaria. Ejemplos: Analgésicos opiáceos, antidepresivos, antipsicóticos, antiácidos, antihipertensivos, bifosfonatos, etc.
  • Enfermedades del sistema digestivo. Ejemplos: Úlceras, cáncer, síndrome del intestino irritable, fisuras o abscesos, prolapso rectal, enfermedad celíaca, etc.
  • Enfermedades del sistema nervioso central y psiquiátricas. Ejemplos: Parkinson, demencia, esclerosis múltiple, ansiedad, depresión, etc.
  • Embarazo. El aumento de la hormona progesterona durante la gestación ralentiza el proceso digestivo y dificulta el tránsito intestinal.
  • Uso frecuente de laxantes. Con el tiempo el organismo se acostumbra y cada vez se hace más difícil la evacuación sin ayuda.
  • Disbiosis intestinal. Es la presencia de microorganismos diferentes a los habituales en la microbiota intestinal, suele producir períodos de alternancia diarrea-estreñimiento.

Es importante identificar la causa antes de empezar cualquier intervención, ya que dependiendo del origen del estreñimiento se seguirá un camino u otro, pudiendo evitar en algunos casos el tratamiento farmacológico y los efectos adversos derivados de éste.

Des de la farmacia recomendamos que los pacientes acudan directamente al médico en caso de que cumplan uno de los siguientes criterios:

Edad

  • Menores de 6 años

Síntomas

  • Heces con sangre, moco, pus o color muy oscuro
  • Dolor abdominal intenso, vómitos, fiebre
  • Pérdida de peso inexplicable
  • Alternancia diarrea-estreñimiento (puede indicar trastorno de la conducta alimentaria como anorexia o bulimia)

Duración de los síntomas

  • Más de 1 semana sin deposiciones sin tratamiento
  • Más de 3 días sin deposiciones con tratamiento

Enfermedad subyacente y/o consumo de medicamentos

  • Posibilidad de estar tomando medicamentos que se sepa que pueden ocasionar estreñimiento

Situaciones especiales

  • Embarazadas
  • Personas que han pasado por cirugías abdominales
  • Personas con antecedentes familiares de cáncer de colon o enfermedad inflamatoria intestinal

Hay diversas opciones para tratar los síntomas del estreñimiento y mejorar no solo el número de deposiciones sino también la sensación de evacuación completa sin esfuerzo ni dolor. Una vez identificada la causa es recomendable hacer cambios en el estilo de vida para conseguir una dieta rica en fibra, realizando actividad física, etc.

La fibra, en términos generales, son moléculas de estructura compleja de origen vegetal que no pueden ser digeridas por las bacterias y las enzimas del tracto digestivo. Los alimentos para el estreñimiento que contienen fibra actúan disminuyendo el tiempo de tránsito de las heces en el intestino y aumentando el volumen de éstas, facilitando así su expulsión. Existen dos tipos de fibras, la soluble (pectinas, gomas, mucílagos y algunas hemicelulosas) y la insoluble (celulosa, hemicelulosa y lignina). Una vez introducidos en la dieta estos alimentos para el estreñimiento es recomendable aumentar la cantidad de forma gradual con unos 5 g/semana y complementarla con una ingesta adecuada de agua. El efecto de la fibra en el hábito intestinal suele observarse a los pocos días, aunque hay personas que pueden tardar hasta un mes en ver resultados.

En caso de que estas pautas sean insuficientes, se podrá comenzar con un tratamiento con laxantes, sustancias que facilitan la evacuación de las heces por diferentes mecanismos de acción y alivian los síntomas del estreñimiento:

  • Incrementadores de masa intestinal: actúan de manera parecida a la ingesta de fibra. Son sustancias que captan agua gracias a sus propiedades, provocando un incremento de la masa fecal, lo que facilita la estimulación intestinal y la eliminación de las heces. Son productos ricos en celulosa y metilcelulosa.
  • Suavizantes o lubricantes del contenido fecal: los suavizantes o emolientes son sustancias detergentes que facilitan la captación de agua hacia la luz intestinal y hacen que las grasas que haya presentes se intercalen en las heces, de manera que se ablandan y se facilita el tránsito intestinal. Por otro lado, los lubricantes recubren la materia fecal con una capa de aceite de manera que se impide la reabsorción de agua hacia fuera del intestino. A la larga pueden provocar una malabsorción de vitaminas liposolubles, por eso solo se recomiendan en episodios agudos.
  • Agentes osmóticos: estas sustancias aumentan la presión osmótica y, para poder equilibrarla, se atrae agua hacia la luz intestinal de manera que se ablandan las heces y se facilita la evacuación.
  • Estimulantes de la mucosa intestinal por contacto: estos laxantes son útiles únicamente cuando se requiere una evacuación intestinal rápida, y se deben utilizar con precaución ya que son muy potentes y pueden producir diarrea y cólicos fuertes.

También existen productos que contienen combinaciones de dos o más laxantes con diferente mecanismo de acción y que pueden ser interesantes para aquellos casos en los que un único tipo de laxante no sea suficiente.

A parte de los posibles tratamientos farmacológicos que existen, siempre es recomendable seguir una serie de medidas higiénico-dietéticas que mejoraran el hábito intestinal. No son de efecto inmediato, pero nos ayudaran a prevenir el estreñimiento y a tratarlo en aquellos casos que sean más leves y no estén asociados a otras patologías. Algunas de las medidas más habituales son:

  • Introducir alimentos para el estreñimiento ricos en fibra (al menos 20-30 g diarios de fibra soluble). Si inicialmente la cantidad de fibra ingerida es muy baja se recomienda ir aumentándola gradualmente y no de golpe. Ésta se encuentra en frutas, verduras, legumbres y cereales integrales.
  • Evitar el consumo habitual de alimentos astringentes como el arroz, los quesos curados, las zanahorias, entre otros.
  • Ingerir abundante líquido (se recomienda de manera general 1,5-2 L de agua diarios, a no ser que esté contraindicado por la presencia de otras patologías) y evitar el consumo de alcohol, cafeína y bebidas efervescentes.
  • Caminar 30-60 minutos diarios o realizar algún tipo de actividad física aeróbica como nadar, correr, montar en bici, etc.
  • Adoptar unos buenos hábitos con una postura adecuada para la defecación y el establecimiento de una rutina diaria.
  • Introducir probióticos del género Lactobacillus y Bifidobacterium, bacterias que mejoraran la variedad de la microbiota regulando el tránsito que se ve afectado por la disbiosis intestinal.
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